Una orden obliga al erudito montañés a dejar el que ha sido su hogar desde 1982.
«Sí, esa es la realidad pura y dura». Así confirmaba el rumor el padre Eutimio Martino, incansable investigador de la historia antigua de nuestra tierra, autor de una veintena de libros y de otros tantos artículos, y hombre que a sus 87 años sigue desplegando una envidiable vitalidad ofreciendo conferencias sin cesar y haciendo lo que muchos no hacen: acudir al terreno para comprobar las teorías históricas, subiendo repechos y pateando sin cesar los valles de su comarca natal, la Montaña Oriental Leonesa.
Pero el 1 de septiembre Martino deberá dejar la que ha sido su casa desde hace ya treinta años, el Colegio Jesuitas de León, ubicado en los verdes ribazos de Vegazana, desde donde bien avista el investigador sus nativas cumbres cantábricas. Al erudito sajambriego —nació en la aldea de Vierdes— lo trasladan al centro que la orden tiene en la localidad de Villagarcía de Campos, en pleno secano de la provincia de Valladolid. «La comunidad se suprime por escasez de personal», aclara el autor de Roma contra cántabros y astures. Esto quiere decir que, aunque el colegio continúe su marcha bajo la dirección de la orden, ya no habrá ningún jesuita residiendo permanentemente, y formando comunidad, en él.
«‘Tú has prometido obediencia’, me dijeron, y yo, ¿qué iba a decir? Si apelamos a términos tan solemnes»... comentaba Martino, quien también confesaba que este cambio «me destroza, me pulveriza». Y no sólo por el hecho de alejarlo de su radio de acción habitual, de sus frecuentes visitas a la montaña y sus conferencias en la sede de Cistierna del Instituto Bíblico y Oriental, del que es asiduo colaborador, sino también por la ingente cantidad de libros, carpetas, papeles, fichas, imágenes y otros materiales que ha ido reuniendo en sus habitaciones del colegio y que habrá de mudar a su nuevo destino en Villagarcía de Campos —donde, por cierto, vivió otro ilustre jesuita leonés, el padre Isla—.
Eutimio Martino recordó la casi «situación de bancarrota» que viven muchas órdenes en lo que a vocaciones se refiere («cuando yo era joven éramos más de 60 para hacer el noviciado en el Noroeste, ahora no llegan a 6 en todo el país», dice). De hecho, a estos cambios internos en la llamada ‘provincia de Castilla’, que incluye casi medio país, podrán seguir otros, a juicio de Martino, para hacer una única provincia en toda España. Enrolar a seglares en sintonía con la orden es una de las posibles salidas a esta situación, apunta.
«Pienso que alguien tenía que haber hecho algo para que este hombre se hubiera podido quedar aquí», opinó, a su vez, el historiador Siro Sanz, uno de los más fieles colaboradores de este montañés que estudió filosofía y teología en Carrión, Salamanca, Comillas y Francfort, siendo un experto en toponimia antigua y en la romanización del entorno de Picos de Europa. A su vez, el director del Instituto Bíblico y Oriental, Jesús García Recio, confirmó su voluntad de seguir contando con él.
Martino no quiere dejar la brecha. «Cogeré por Sahagún para arriba... y volveré a la montaña. Además, tengo el Suzuki, que sube muy bien las cuestas».
Publicado en: Diario de LEón, 3-6-2012.