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sábado, 7 de enero de 2012

Don Aurelio, toda una vida dedicada a su pueblo, Oseja de Sajambre

Aurelio Fernández, natural de Oseja de Sajambre, lleva 53 años tocando las campanas de la iglesia de la localidad.

Aurelio Fernández en el campanario de la Iglesia de Oseja.
Foto: Fundación el Arcediano.
Nació en el año 1927 en el barrio de la Pandiella de Oseja de Sajambre, desde que tenía 11 años se ha dedicado a cuidar de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción y desde 1990 es el Sacristán Mayor de la parroquia. Un hombre que toda su vida la dedicó a la ganadería y la agricultura, para junto a su esposa Alicia, sacar adelante a una familia con seis hijos. A sus 84 años, es el único vecino de la localidad que se encarga de tocar las campanas, a la vez que se dedica a realizar diversas actividades para mantener la parroquia. Pero de todas ellas, la que lleva con más orgullo, es la de tocar las campanas con la misma entrega y dedicación que lo hacían sus antecesores.

Nos cuenta que cuando contaba con ocho años de edad, en una visita que realizaron a Oseja unos misioneros jesuitas, cuyos nombres aun recuerda y cita, como Padre Patricio y el Padre Lamaníe, les llamaron la atención sus notables conocimientos del catecismo. Un año después de esta visita, y cuando apenas llevaba una semana de monaguillo ayudando en misa, el entonces sacerdote de la parroquia Don Gabriel González Liébana, natural de Riaño, le encargó que se dedicara a aprender a tocar las campanas. Desde entonces se dedicó a ello, y fue aprendiendo basándose en la tradición transmitida de generaciones anteriores.


Grupo de catequistas de las Misiones. Oseja 1934.
En el centro abajo, Aurelio Fernández.
Aurelio nos indica que en la actualidad, son siete los diferentes tipos de toque de campanas que ejecuta. El toque a Misa de Difuntos, el de Misa de Domingo, toque a Muerto, es en este último tipo de toque donde nos indica que en función de cómo se realice el tañir de las campanas, se sabe si el difunto es hombre o es mujer. “Si es hombre, los toques han de llevar tres posas (pausas), mientras que si es mujer, solo llevan dos posas”, añadió. Otro es el toque a Gloria, que se realiza cuando fallece un niño, cuya característica principal es que no lleva ninguna posa. El toque a Sacramentar, que se realiza cuando se le dan los últimos sacramentos a los enfermos. El toque a Quema, propio de cuando hay un incendio para avisar a todos los vecinos, se realiza volteando la campana más grande del campanario. Y finalmente está el toque a Concejo, que se realiza para llamar a reunión o a concejo abierto a todos los vecinos, destacando como particularidad principal, que este toque se realiza con la campana del Pueblo.

“Es un orgullo para mí ser el campanero, lo que estoy haciendo es un trabajo altruista que realizo por amor al pueblo de Oseja de Sajambre”, nos comenta mientras da un trago al vaso de vino blanco que se está tomando, y que tiene costumbre de tomar junto a los amigos a la hora del aperitivo.

A continuación, nos explica que en el campanario de la iglesia de Oseja hay cuatro campanas, dos de ellas fueron donadas por el que fue Obispo de Oviedo y natural de Oseja, D. Ignacio Díaz-Caneja. Una de estas campanas al querer ser volteadas en 1938 fue sedada (fracturada) y tuvo que ser enviada a Saldaña para ser reparada, como consecuencia de ello la volvieron a fundir y desaparecieron todas las inscripciones originales que llevaba grabadas. La tercera campana fue donada por el párroco D. Juan-José Canal, con la peculiaridad de que fue donada para la ermita de San Roque, pero debido a que no se disponía de lugar apropiado para ella, fue enviada a la iglesia de Oseja. El día de la festividad de San Roque, el 16 de agosto, todos los toques de campana que se realizan se hacen con esta sola campana, en homenaje a la finalidad con la que fue donada. Finalmente está la campana más pequeña, llamada la campana del pueblo, que es la que se utiliza para llamar a concejo. En la actualidad, esta campana se utiliza para llamar a los miembros de la “Cofradía de Ánimas”, que fue fundada allá por 1700.

Aurelio lamenta que hoy en día no hay nadie que esté interesado en aprender a tocar las campanas. “Hace unos años una chica del pueblo llamada Nerea, quiso aprender y yo la enseñé, y ya sabía tocarlas bien, pero finalmente no pudo continuar. Es normal, en estos tiempos modernos, ser el campanero no se valora lo suficiente”. “Yo estaría encantado de enseñarle a alguien a tocar las campanas, espero que con este reportaje alguien muestre interés por seguir esta tradición.

Finalmente nos comenta, que no hay diferencias relevantes en la forma de tocar las campanas en Sajambre con el resto de municipios y concejos vecinos. “Lo único a destacar es que debido a la automatización de los mecanismos de toque, no se consigue el mismo sonido final”.

Desde la Gaceta Sajambriega queremos hacer un sentido homenaje, a quien ha dedicado más de medio siglo al servicio de la comunidad. Sirva este artículo, como testimonio de la labor desinteresada de este sajambriego, para mantener vivas las costumbres y tradiciones, tanto religiosas como sociales, de su tierra.

Aurelio tocando las campanas a misa de domingo.
Video: Fundación el Arcediano.

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