En en Valle de Antrona (Piamonte), un grupo de Cabras Ibex escalan la pared vertical de la presa de Cingio para comer las sales minerales que rezuman del muro.
Cabras encaramadas en el muro de la presa de Cingino. |
G.S. | Oseja, 6-12-2013.
Las cabras Ibex (Cabras salvajes de los Alpes), son conocidas por sus costumbres de pastar en lugares casi imposibles, encaramándose a las rocas más altas y con una habilidad especial para mantenerse en cuestas empinadas y resbaladizas, incluso con las heladas del invierno. Les gusta comer el musgo, líquenes y lamer la sal acumulada en las paredes de la presa debido a que su dieta basada en vegetales no les proporciona el sodio que requiere su cuerpo.
Las cabras Ibex (Cabras salvajes de los Alpes), son conocidas por sus costumbres de pastar en lugares casi imposibles, encaramándose a las rocas más altas y con una habilidad especial para mantenerse en cuestas empinadas y resbaladizas, incluso con las heladas del invierno. Les gusta comer el musgo, líquenes y lamer la sal acumulada en las paredes de la presa debido a que su dieta basada en vegetales no les proporciona el sodio que requiere su cuerpo.
Desafían la fuerza de la gravedad, en las fotos se ve un rebaño de Cabra Salvajes de los Alpes que sin aparente dificultad, tienen la capacidad de subir la pared casi vertical de la presa del lago Cingino a una altitud de 2.250 metros en el parque nacional de Gran Paradiso en el Valle Antrona en Piamonte. Las cabras no están tratando de llevar a cabo una misión suicida, simplemente se sienten muy atraídas por las piedras con incrustaciones de sal.
Se aferran a las paredes de casi 49 metros de altura de la presa,, y parece que se pueden caer en cualquier momento dada la pendiente casi inexpugnable. En lugar de ello, estos grandes bóvidos están buscando simplemente sal, mineral que se encuentra en la naturaleza en forma de salitre, presente en cantidades insuficientes en la dieta de pastoreo. Estos herbívoros, cuyo hábitat son los prados de altura y paredes rocosas, son capaces de subir la pared de la presa debido al extraordinario equilibrio y a sus elásticas pezuñas que se agarran a las grietas de la roca como si fueran pinzas.
Al principio los funcionarios del parque se quedaron muy sorprendidos al descubrir que estas cabras se encaramaban al muro para lamer las sales minerales, y hoy en día se han convertido en un atractivo turístico para muchos visitantes del Parque, que van a ver este curioso espectáculo, fotografiándolas y realizando vídeos, con el fin de documentar este nuevo hecho insólito que nos brinda la naturaleza. En definitiva se trata de una prueba más de la adaptación al medio de la fauna.
A mediados del siglo XIX sólo quedaban 60 cabras salvajes de los Alpes en el mundo, todos en esta pequeña zona de Italia. En 1856, el rey Víctor Manuel II declaró Gran Paradiso coto de caza real, y en 1920 pasó a ser el primer parque nacional de Italia. En la actualidad, las cabras salvajes de los Alpes están aumentando en número, y en los últimos años muchos ejemplares de esta zona han sido trasladados a otros puntos de los Alpes: Austria, Francia, Suiza, Eslovenia y Alemania. Hoy la población se estima en más de 40.000 ejemplares y sigue creciendo.
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