La Nueva españa, 2-5-2011.
El libro del jesuita Eutimio Martino aporta nuevos argumentos que defienden que el autor del «Quijote» nació o vivió en Oseja de Sajambre.
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El libro del jesuita Eutimio Martino aporta nuevos argumentos que defienden que el autor del «Quijote» nació o vivió en Oseja de Sajambre.
Oviedo, Eduardo García.
¿Y si Miguel de Cervantes (1547) fuera originario de la comarca de los Picos de Europa? Suena aparentemente absurdo, pero la tesis, bien documentada, ha dado para un libro, obra del jesuita leonés Eutimio Martino (1925), catedrático emérito de la Universidad Pontificia de Comillas, filósofo, teólogo, historiador y experto en la romanización en España. Martino es autor de una veintena de libros, algunos relacionados con Asturias, como «La rebelión de Pelayo». Toda una vida de investigaciones lo ha llevado a defender el argumento de un linaje familiar cervantino localizado en Oseja de Sajambre, que ha dado pie a su obra «Si yo tuviera pluma», en alusión a la frase de un antiguo vecino de la localidad: «Si yo tuviese pluma, mostraría al mundo que Cervantes nació en Oseja».
Martino parte de la base de que el lugar de nacimiento del autor del «Quijote» sigue siendo un misterio. La historia oficial lo sitúa en Alcalá de Henares, pero la polémica sobre la autenticidad de su partida de nacimiento viene de antiguo. Eutimio Martino ha diseccionado las principales obras de Cervantes para analizar referencias geográficas, giros idiomáticos y palabras relacionadas con las montañas cantábricas.
Su tesis explica el misterio que rodea los primeros años de la vida de Cervantes, «que puede ser fruto de una táctica de ocultamiento acerca de la condición étnica o religiosa de la familia». Una familia judía, en una España en la que reinaba Carlos I y en la que en 1492 los Reyes Católicos habían decretado la expulsión de los judíos. El éxodo interno fue grande durante las siguientes décadas, y está documentada una amplia colonia judía a pie de los Picos (en Oseja, pero también en Caín, una de las puertas de la Ruta del Cares), un lugar perfecto para huir de los ojos oficiales. En Caín hay vecinos judíos en pleno siglo XVI, ligados, entre otros, al apellido Sadia, «de indiscutible origen hebreo».
La polémica la reavivó hace unas semanas el historiador César Brandariz, con su tesis de que la familia de Cervantes provenía de la zona de Sanabria, en Zamora, tradicionalmente la alternativa más consistente al origen de Alcalá. El libro de Eutimio Martino sitúa ese origen un poco más al norte. Por el léxico empleado por algunos personajes cervantinos, pero también por el uso de topónimos locales «propio de alguien que tuvo que vivir en la zona». Uno de los argumentos se centra en la utilización en el «Quijote» de vocablos sajambriegos, como el verbo «carpir» (quejarse lastimeramente): «Estando todos en regocijo y fiesta, sino los dos aporreantes que se carpían... (capítulo III)», o el verbo «tarazar» (dividir un objeto cortándolo en su longitud).
Y nombres propios. El más llamativo es Caraculiambro, el gigante al que Don Quijote sueña con derribar. Culiembro es un lugar de los Picos, cercano al Cares: Cares, Culiembro..., parece haber relación. O la Laguna Meona, que Cervantes sitúa en Sierra Morena y que tiene correlación con una antigua laguna en los Lagos de Covadonga. La Sierra Negra en el «Quijote» puede ser la Peña Negra, en Oseja. Y más: Ribota, Fuente de las Pizarras, Peña Pobre... Martino menciona en su libro la famosa historia del cautivo, en la que muchos ven un relato autobiográfico de Cervantes, incluidos los años de prisión mora y la batalla de Lepanto. Ese cautivo nace «en las montañas de León».
«En un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje, con quien fue más agradecida la naturaleza que la fortuna» (capítulo 39). El cautivo cuenta que su padre repartió la hacienda entre sus hijos, cada uno de los cuales tomó camino distinto. Es la misma leyenda que gravitó desde hace siglos en relación con una familia de Oseja, la que habitaba la llamada Casa del Conde, ya derribada.
Las costumbres ganaderas y pastoriles de los Picos de Europa se recogen, dice Martino, en algunos de los pasajes del «Quijote», donde se habla de «carreteros» (término de la zona) y no de «arrieros» (más castellano). Cervantes habla de «la suelta», que es un término familiar en Sajambre. Es un alto en el camino, en el puerto de El Pontón, para que los bueyes, de camino o vuelta de la Meseta para vender aperos de labranza, descansaran, la llamada Carretería de Campos.
Son sólo algunos apuntes de un trabajo que ha durado toda la vida «un puzle de muchas piezas que me deja la sensación de haber dado en la diana».