La ex funcionaria de su confianza y su madre, que le causó los tres disparos mortales, se enrocaron ante cualquier pregunta en su nueva citación ante la jueza, salvo a las de su defensor, e insisten en los engaños de la Policía Nacional. Raquel Gago, por su parte, desmontó gran parte de otro informe policial de llamadas que pretendía demostrar su complicidad con el asesinato de la presidenta.
ileon.com | 20/12/2014
La nueva comparecencia de las tres imputadas por el crimen de la presidenta de la Diputación y del PP leonés, Isabel Carrasco, ante la jueza que instruye el caso sorprendió con la existencia de un informe forense que abre una nueva vía de investigación: el acoso sexual de Carrasco a su ex empleada de confianza, Triana Martínez, la hija de la asesina confesa, Montserrat González.
Ese informe detalla, con información lógicamente facilitada por la propia Triana, cómo en 2010 la presidenta citó a la ingeniera de Telecomunicaciones de la Diputación y en un momento dado intentó besarla, algo que la joven rechazó de manera ostensible, abandonando su domicilio, al que ya había declarado en ocasiones anteriores que acudia con cierta asiduidad para atender peticiones personales de la presidenta.
Fue ese el momento, continúa el mencionado informe, en el que abruptamente se rompieron las excelentes relaciones de ambas, iniciándose un amplio período de tiempo que concluyó con la convocatoria de la plaza que ocupaba interinamente desde 2007 y la pérdida posterior de su puesto de trabajo tras unas oposiciones que acumularon numerosas extrañas circunstancias, como ya desveló en su día iLeon.com.
Durante este tiempo y después, casi hasta la fecha del asesinato de Carrasco presuntamente a manos de la madre de la joven, Triana se consideró perseguida por la presidenta en cuantos trabajos buscaba o trataba de conseguir, e incluso se enfrentó a una reclamación de un complemento indebidamente cobrado sin problemas cuando ambas tenían un trato cotidiano excelente.
Tal y como ya habían declarado Triana y Monserrat, todo esto provocó una crisis de ansiedad diagnosticada a la ya ex funcionaria que le hizo perder mucho peso y tener problemas de sueño, entre otras situaciones. Algo que agobiaba, y no menos, a su madre, alimentando un odio enfermizo que acabó con los tres disparos sobre la pasarela del Bernesga en la tarde del pasado 12 de mayo.
En su comparecencia ante la jueza del caso, las dos se negaron a responder a preguntas de la jueza, la acusación y la Fiscalía, ciñéndose exclusivamente a responder a su abogado defensor, el cual centró la mayoría del peso del interrogatorio en el "engaño" sufrido por ambas en su declaración en la Comisaría de Policía Nacional ante dos inspectores de Burgos comisionados especialmente desde Valladolid para ayudar a la resolución del caso. Una intervención no exenta de ciertas presuntas irreglaridades que podrían condicionar el futuro juicio contra ambas, dado que la estrategia principal pasa por conseguir la anulación de esos testimonios en sede policial, en los que Montserrat se autoinculpó del asesinato convencida por inducción policial de que Triana saldría en libertad, como también desveló iLeon.com.
Otro informe policial 'por tierra'
Pero el peso principal de la mañana del pasado viernes en el Juzgado número 4 de León fue para la comparecencia de la policía local leonesa Raquel Gago, sobre la que pesan los mismos presuntos delitos que los que amenazan a su amiga Triana y a la madre de ésta. Su declaración duró casi dos horas y entre lo más relevante fue cómo desmontó, con datos de sus propias facturas telefónicas, gran parte de otro informe policial de llamadas que pretendía demostrar su complicidad con el asesinato de la presidenta, bien haciendo seguimientos de Carrasco o bien dando otro tipo de cobertura a los planes de Triana y Montserrat.
Esta parte del interrogatorio fue, al parecer, muy extenso porque incluso la jueza le alentó y hasta agradeció a Gago tal grado de detalle de sus movimientos y llamadas en numerosos días previos al asesinato, según ha podido saber este medio de comunicación. Por otro lado, insistió en su explicación del "bloqueo" para justificar los muchos movimientos sospechosos de las horas posteriores a la muerte de la presidenta, hasta que al día siguiente, más de 24 horas después, se supone que encontró el arma homicida en su propio coche.
En base a sus nuevas y más detalladas explicaciones, y argumentando su comportamiento en prisión, la ausencia de duda de que pueda huir o destruir pruebas del caso, el abogado de Gago está confiado en que, ahora sí, prospere su petición de libertad condicional para la tercera implicada en este caso.