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jueves, 24 de octubre de 2013

Esperando al Lobo

Reportaje: EN BUSCA DE LO SALVAJE. Capítulo I

Andoni Canela, 3-10-2013.

Sabes de sobra que hacer fotos de fauna salvaje, en libertad y en su hábitat natural, no es nada fácil. Lo has comprobado un montón de veces en tu piel: levantarte antes de que salga el sol, andar un montón para alcanzar los mejores puntos de observación, esperar sin moverte ni hablar y pasando frío... y repetir la misma operación durante muchos días seguidos quizás sin localizar nada. Eso si no tienes que meterte horas y horas dentro de un hide, asimilándote con el paisaje para que los animales no te descubran.

Foto: Andoni Canela
Desde luego, en esas situaciones llegar a ver y fotografiar al animal que se busca es una gran recompensa. Y hacerlo en condiciones óptimas, en una buena situación y con buena luz, es ya casi una quimera. Pero cuando estás haciendo lo que te gusta lo disfrutas sin que te importen estos contratiempos.

Sin embargo las cosas pueden ser muy distintas cuando, además de una afición, la observación y la fotografía de la naturaleza es tu trabajo. Estás obligado a pasar largas temporadas fuera de casa, alejado de tu familia y de tus amigos, realizando a menudo tu trabajo en solitario. En parte por alguno de esos motivos, mi próximo proyecto profesional tiene una nueva dimensión: la convivencia familiar. Viajo con Meritxell, mi compañera, y con nuestros hijos, Unai y Amaia, de nueve y tres años.

El reto es dar la vuelta al mundo enrolados en un proyecto llamado “Looking for the Wild”. El objetivo profesional es fotografiar algunos de los animales salvajes más emblemáticos de los siete continentes y hacer difusión (con fotos, vídeos y textos) de su situación para estimular la acción sobre la necesidad de preservarlos. En todos los casos se trata de especies amenazadas por diferentes motivos (caza excesiva, destrucción del hábitat, tráfico ilegal, cambio climático…) que además viven en ecosistemas muy diferentes.

Foto: Andoni Canela
El objetivo familiar es introducir el descubrimiento naturalista en nuestro día a día, aprovechando todos los valores que aporta esta actividad para crecer en todos los sentidos. Meritxell, los niños y yo hemos estado juntos en el monte observando fauna un montón de veces (casi siempre por placer, si bien en más de una ocasión han salido también buenas fotos), y ellos saben que observar y fotografiar animales salvajes puede ser difícil. Así que todos sabemos dónde nos hemos metido.

Pienso en ello durante un frío amanecer mientras hago una espera con Meritxell en una cima de la Montaña de Riaño. Los niños duermen en la tienda de campaña unos cuantos metros más abajo con Manolo, un muy buen amigo. Hemos llegado a esta comarca leonesa en verano inaugurando nuestro viaje y el proyecto “Looking for the Wild”. Riaño, al sur de los Picos de Europa, es conocido por el gran embalse que inundó su precioso valle y ocho pueblos en la segunda mitad de la década de los ochenta. También destaca la cadena de montañas (con picos de hasta 2.000 metros) en las que estamos encaramados, espectaculares y majestuosas.

Foto: Andoni Canela
Ahora esperamos al lobo. Un animal apasionante sobre el que llevo varios años trabajando. Nos hemos sentado en unos roquedos, y vestidos con colores naturales pretendemos mimetizarnos con el paisaje. He montado el trípode y la cámara está preparada. Miramos con los prismáticos en las laderas que suben hasta nuestra cima. No hablamos.

Observamos el paisaje en silencio, sin movernos, y sólo se detecta el movimiento de pequeños pájaros de los roquedos como el acentor alpino, que reciben con saltitos y breves piadas el amanecer que se avecina. Hacia el norte, con el aire húmedo del Cantábrico, comienza a formarse la niebla, y cuando llegue el anochecer un mar de nubes cubrirá los valles más profundos.

Foto: Andoni Canela
De repente se oye un sonido, como un alarido acongojante, en un bosque de hayas y robles que cubre la ladera de la siguiente montaña. Meritxell me susurra: "¿Qué es eso?" Es un corzo. Está como loco porque el lobo anda cerca, y lo sabe. “¿Va a cazarlo?" No, no lo creo, le contesto. El lobo se retira a descansar y simplemente pasa por ahí.

Hemos tenido mala suerte. El lobo podría haberse retirado a su descanso diurno (es una especie que suele moverse durante la noche) subiendo por la ladera más cercana a nuestra posición o por la de más allá. Y ha elegido la otra. La próxima vez será.

Andoni Canela es un reconocido fotógrafo de naturaleza cuyo trabajo ha aparecido publicado en cabeceras como National Geographic, Time o Geo. Su serie de artículos Espíritu Salvaje, fruto del proyecto Looking for the Wild que lo llevará a viajar por todo el mundo en busca de los animales más representativos de cada continente, aparece publicada cada mes en Quesabesde.

Publicado en: Quesabesde, 3-10-2013.

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