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viernes, 22 de noviembre de 2013

Guerra al lobo: no hay tregua

Andoni Canela | Montaña de Riaño (Picos de Europa).

Foto: Andoni Canela
Unas semanas después de volver de la Cordillera Cantábrica me quedo asombrado leyendo algunos titulares en la prensa.

"Los populares piden que el control del lobo en la comarca lo hagan cazadores", "Guardas y cazadores podrán abatir lobos en casos 'excepcionales'", "Para que los controles del lobo sean efectivos deben realizarse dentro y fuera de los Picos", "La feria de Onís, contra el lobo", "UE [sic] inicia el estudio de la denuncia contra la matanza de lobos en Asturias", "Las jornadas de caza en la Reserva del Saja se saldaron con unos trofeos no esperados: tres lobos", "De momento son 32 los lobos abatidos en Asturias en 2013" … y así un largo etcétera. ¿Hemos vuelto al siglo pasado?

Pero lo más sorprendente, que normalmente no queda reflejado en los artículos, son las noticias que me llegan de amigos, de compañeros que trabajan en el monte y de medios especializados en el lobo ibérico.

Primero, cinco cachorros de una misma manada exterminados en Asturias. Luego, tres cachorros más en León y otros dos en Asturias. En octubre, seis lobos más son muertos por disparos en Cantabria en dos batidas de caza. Entre septiembre y octubre, en un periodo de pocas semanas, matan a una treintena de cachorros y lobos jóvenes en Asturias, León y Cantabria.

Cachorros, lobeznos o lobos jóvenes muertos sin ningún remordimiento. Algunos de manera legal y otros furtivamente. Llama la atención que los cazadores (y los guardas) vayan a lo fácil: liquidan sin ningún miramiento a los cachorros de pocos meses.

A raíz de todo esto me viene a la memoria uno de los últimos días del pasado mes de septiembre, cuando me encontraba en la montaña de Riaño fotografiando a los lobos. Disfrutaba viendo a un grupo de cuatro lobos jóvenes que jugaban entre ellos en un lugar tranquilo de la cordillera. Antes de que apareciera la madre, los lobatos se perseguían sin parar en una zona abierta rodeada de robles y piornos.

Cuando la hembra asomó la cabeza, su prole se abalanzó sobre ella. Parecía que jugaba a boxeo con sus crías cuando las apartaba una tras otra. Ese día la madre no traía comida. Pero logré algunas de mis mejores fotografías del año. Curiosamente estaba en el límite del Parque Nacional de Picos de Europa con Riaño, una zona de alta peligrosidad para los lobos (cachorros incluidos), que desde el pasado año pueden ser abatidos legalmente cuando comienza la temporada de caza (ilegalmente nunca se deja de matarlos).

Y es que desde hace poco tiempo (y más en los últimos meses) ha reaparecido con crudeza la guerra contra el lobo en España. Hay diferentes puntos de inicio, pero Asturias y Ávila están a la cabeza de esta nueva persecución.

Tanto es así que en Ávila se llegó a presentar una moción para declarar toda la provincia un lugar “libre de lobos”. Es decir, un lugar en el que los lobos no pudieran vivir, abogando por su exterminio. En Asturias ha aumentado el número de lobos a cazar de una manera drástica, autorizando incluso su caza en el Parque Nacional de Picos de Europa, y también se han declarado como "libres de lobo" algunas zonas concretas.

En Castilla y León el número de lobos que se permite cazar la próxima temporada ha aumentado respecto al año anterior. Además, en algunos lugares se autoriza la caza del lobo a comienzos de septiembre, cuando están todavía en el final de su periodo de cría. En Galicia también se está incrementando la presión contra el lobo, y lo que aparece publicado estos últimos meses en la prensa provincial es una verdadera incitación a salir a matar lobos para muchos cazadores y ganaderos.

El año pasado el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente español solicitó a la Unión Europea que el lobo también pudiera cazarse en el sur del río Duero (hasta ahora protegido por ley) para contentar a los ganaderos que se quejaban de un exceso de ataques.

Es innegable que algunos ganaderos sufren los ataques del lobo. Según la ley, se indemniza al ganadero por los animales muertos si el ataque ha ocurrido dentro de los límites de las áreas protegidas o de la Reserva de Caza. Si no, no hay pago. Así que la obligación de encontrar al animal muerto (nada fácil a veces) para cobrar la indemnización y los ataques del lobo no remunerados porque se producen fuera de las zonas protegidas hacen que muchos ganaderos prefieran acabar con todos los lobos.

Pero también hay grupos ecologistas y conservacionistas que defienden la protección del lobo. Es el caso de Ascel, Gedemol, Grupo Lobo de Euskadi, Ecologistas en Acción, Lobo Marley o el Grupo Lobo de Portugal, que llevan años promoviendo la defensa del lobo ibérico.

Recuerdo uno de los días de este verano en la Montaña de Riaño. Después de unas buenas lentejas caseras en el El Sabinar de Crémenes, salí a una zona de difícil acceso acompañado de Bernardo Canal. Recorrimos varios kilómetros por una pista complicada en un todoterreno, y cuando dejamos el vehículo caminamos unas cuantas horas para llegar al lugar de observación.

Había una manada en esa zona y teníamos que asegurarnos que el lugar seguía en secreto. La localizamos desde dos kilómetros de distancia, y vimos cómo la madre lobo daba de comer a sus cachorros. Luego jugaron durante media hora hasta que acabaron perdiéndose entre las escobas en el momento en que la oscuridad se adueñó del atardecer. Salieron las estrellas y regresamos caminando montaña abajo con el máximo sigilo.

Curiosamente, que algunos guardas de la Reserva de Riaño conocieran el lugar donde estaba la manada era una amenaza para ella, ya que en pocos días podrían eliminar incluso a los cachorros. El lugar desde donde realizamos la observación, la distancia que había hasta la manada y el difícil acceso eran una garantía de que no se pudieran obtener pistas sobre los lobos que acabábamos de ver. No hubo fotos, pero disfrutamos con el telescopio de una estupenda jornada de campo.

Hoy en día la mayor parte de población de lobo ibérico (Canis lupus signatus) se concentra en Castilla y León (especialmente en el norte) y Galicia, pero también hay un buen número de ellos en Asturias y Cantabria. Unas pocas manadas sobreviven en La Rioja y Euskadi, y en los últimos tiempos han llegado a la comunidad de Madrid. En Aragón y Navarra ocasionalmente también se ve algún ejemplar, que casi siempre acaba muerto.

El lobo puede vivir en casi cualquier tipo de hábitat. En España vive en lugares muy variados, desde la alta montaña hasta los bosques y las llanuras cerealistas. Hubo un tiempo en que había lobos en toda la Península y gran parte de Europa. Pero la persecución indiscriminada del animal, que fue largamente tratado como una alimaña, estuvo a punto de hacerlo desaparecer a mediados del siglo XX y lo relegó a las zonas donde actualmente se encuentra.

Juan Carlos Blanco, biólogo y miembro del Grupo de Especialistas del Lobo de la UICN que participó en el último censo del lobo ibérico, cuenta que "el censo del año 2003 indicaba que en España hay al menos unas 260 manadas de lobos. Si añadimos las 60 manadas de Portugal, tenemos una población ibérica de al menos 2.000 ejemplares, la más numerosa de Europa occidental. El lado negativo es la delicadísima situación del lobo en la población aislada de Sierra Morena, que parece estar al mismo borde de la extinción."

Paralelamente a la caza indiscriminada del lobo, en los últimos años también ha crecido la observación del animal. Esta práctica, que representa la otra cara de la moneda, comenzó hace un par de décadas con grupos de ingleses y alemanes que llegaban a la Sierra de la Culebra, en Zamora, para poder ver al lobo ibérico en su hábitat natural. Esta actividad de ecoturismo se ha extendido últimamente a otros lugares y otras especies.

Ya es habitual ver grupos en busca del oso pardo. Miles de personas viajan también con la intención de ver al lince de cerca en Sierra Morena y Doñana. Estas actividades de observación del entorno y de la fauna salvaje pueden plantearse como un revulsivo para comarcas de montaña como la de Riaño o la zamorana Sierra de la Culebra, donde la riqueza natural y la fauna autóctona pueden ser los mejores aliados para conseguir salir adelante de una manera sostenible. Las actividades naturalistas, centradas en la observación de lobos, osos u otros animales podrían ser una vía factible para dar un impulso a la economía en la comarca.

Este verano también hablaba sobre este tema en una terraza de Villardeciervos (Sierra de la Culebra) con Javier Talegón, biólogo responsable de Llobu, empresa de turismo activo que organiza, entre otras actividades, observaciones naturalistas de lobos.

Me explicaba las posibilidades en el ámbito del turismo que ofrece este animal: “El lobo vivo vale mucho más que el muerto.” Y continuaba: "Se estima que el año pasado se ingresaron más de 500.000 euros provenientes del alojamiento y la manutención en casas rurales de gente que venía a ver al lobo. Eso es diez veces más que los ingresos que proporciona la caza del lobo en la Culebra. Pero el volumen económico total todavía es mucho mayor. Hay que sumar la actividad económica alrededor del merchandising, los supermercados, cafés, gasolineras...”

Aunque -remarcaba Talegón- también hay que tener en cuenta los posibles riesgos para los lobos en el caso de malas prácticas en las observaciones. Para ello es necesario que las administraciones regulen la actividad, y se debería limitar y ordenar el número de visitas, respetar las distancias de observación, profesionalizar la figura de los guías y controlar los accesos a zonas de reproducción.

Parece que estas actividades que ponen en relieve las riquezas naturales y traen a multitud de personas de diferentes lugares de Europa deberían ser vistas con buenos ojos por todo el mundo. Pero no siempre es así. "Parece a veces que es más peligroso en el monte alguien que lleva unos prismáticos que alguien que porta un fusil.” Quien lo dice es Luis Frechilla, de Wildwatching Spain, una agencia de tours naturalistas que organiza salidas para observar lobos en Riaño.

Según él, hay una falta de reconocimiento de estas actividades: "A pesar de su importancia para la conservación y el desarrollo económico de las zonas naturales, hay una incomprensible falta de apoyo, defensa y reconocimiento de las actividades relacionadas con la fotografía y la observación de la naturaleza, principalmente desde las administraciones relacionadas con el medio ambiente, no desde turismo.”

“Incluso se podría hablar de persecución desde el sector de la caza, incluyendo desde la administración cinegética hasta los celadores, presidentes de cotos de caza, pedáneos... que ven en estas actividades la llegada de un colectivo que va en contra de sus intereses. Son ojos en el monte que vigilan el cumplimiento de las leyes ambientales, sensibilidades que no entienden el disparo gratuito a un zorro por el mero hecho de ser un depredador ni la persecución al lobo sin motivaciones objetivas.”

“Entre el público hay también un sector que se opone a estas actividades de observación y fotografía alegando el daño que pueden hacer a la fauna, pensando que ellos mismos no causan ese daño porque se ven como la parte sensibilizada de la población y no ven que las empresas ecoturísticas quieren y pueden actuar igual que ellos o mejor. O incluso ven con envidia que alguien se pueda ganar un sueldo observando fauna y llevando a otras personas a ver aquello por lo que ellos no están dispuestos a pagar."

Lo curioso es que hay varios casos en que naturalistas, turistas y fotógrafos se han visto denunciados por observar a los lobos o “utilizar objetivos de grandes dimensiones” que ponían en peligro a los lobos, y pocos días más tarde esos mismos guardas de la reserva acompañaban a cazadores que mataban a los lobos supuestamente molestados.

Frechilla continúa: “Recientemente ha habido un incidente significativo de un celador de la Reserva de Caza de Riaño llevando a un cazador a la zona de reserva sin autorización. Ese día se daba una batida de caza, y se aprovechó el ojeo y los perros de la montería para disparar sobre los animales que huían. Mataron a dos de los cachorros que observábamos. Días antes ese mismo celador nos había denunciado un par de veces por molestar a la fauna.”

Foto Andoni Canela
Cuando Frechilla me describe el lugar, inmediatamente identifico la manada de la que habla y me vienen a la memoria unas imágenes de este verano. Son de los cachorros ahora muertos y de sus hermanos en un amanecer precioso rodeados de montañas. Era imposible pensar que pocas semanas después esos lobeznos serían abatidos sin haber llegado a convertirse en lobos jóvenes. Parece que los cuentos de lobos con final feliz no son posibles. Y recuerdo la genial película “Bailando con lobos”, de Kevin Costner.

Por suerte, los lobos son fuertes, inteligentes y están preparados para la supervivencia. Que así sea.

Andoni Canela es un reconocido fotógrafo de naturaleza cuyo trabajo ha aparecido publicado en cabeceras como National Geographic, Time o Geo. Su serie de artículos Espíritu Salvaje, fruto del proyecto Looking for the Wild que lo llevará a viajar por todo el mundo en busca de los animales más representativos de cada continente.

Publicado en: Quesabesde, 12-11-2013.

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